miércoles, 20 de noviembre de 2013

De la caridad al trabajo social: la vigencia de Mary Richmond

Mary Ellen Richmond (1861-1928) fue una figura clave en “establecer las bases científicas para una nueva profesión”, el Trabajo Social. A través de sus obras se observa la búsqueda por proveer de un cuerpo teórico-metodológico específico tanto para la formación como para los profesionales en ejercicio.
Nace un 5 de agosto en Belleville (Illinois) al inicio de la Guerra de Secesión Estadounidense (1861-1865). A raíz de la temprana muerte de sus padres, fue criada por su abuela y tías en un ambiente de discusión sobre el sufragio femenino, las luchas por la emancipación de la mujer, la discriminación racial, la religión, la política. Su infancia no fue rica en bienes materiales pero sí, como ella misma declarará, “en ideas y libros”.
Su formación fue fundamentalmente autodidacta, debido a su difícil situación económica. Sin embargo, siempre estuvo en contacto con las universidades más prestigiosas y en diálogo permanente con pensadores de la talla de John Dewey y George Mead y los precursores de los métodos etnográficos, cualitativos. Así, el pragmatismo filosófico, el incipiente interaccionismo simbólico y la investigación disciplinar cualitativa que desarrolló a partir del estudio de miles de casos serán las bases de su programa teórico-metodológico para el ejercicio (conocer-comprender-intervenir-transformar) y para la formación profesional del Trabajo Social.

Sus obras fundamentales en este sentido, son Diagnóstico Social (1917) y Caso Social Individual (1922). Con la primera, Mary Richmond brinda a los recién iniciados una explicación de los métodos que habían resultado útiles a sus predecesores y explicita las distintas formas de Trabajo Social, lo que insertaba la obra dentro de la corriente pragmatista americana. Dichas experiencias se referían a las intervenciones exitosas, es decir, que hubieran obtenido como resultado una verdadera transformación de la situación inicial. Con la segunda, la autora desarrolló su inquietud respecto a la necesidad de una conceptualización sobre la naturaleza y objeto (qué es el Trabajo Social de Casos Individuales) y de sus fundamentos o razón de ser (por qué se recurre al mismo). Ello imbricaba la obra con el ‘dilema individualista’ de la filosofía social americana (¿cómo pensar un orden social si éste ha de partir necesariamente del individuo?) Dilema que George Mead había “resuelto” con su ‘interaccionismo simbólico’ y que Mary Richmond vehicularía para el Trabajo Social partiendo de la que consideraba una verdad fundamental: la necesaria observación social de los casos individuales y la interdependencia existente entre la mejora individual y colectiva y el necesario avance conjunto del trabajo social y la transformación social.

¿Por qué reivindicar hoy, casi un siglo después de su muerte, el pensamiento y la obra de Mary E. Richmond? Su trayectoria, compromiso profesional, intelectual y militante bastaría para dar una respuesta. Pero existen otras razones que tienen que ver con el aprendizaje del oficio de la integración social . Y es que Mary Richmond se adelantó más de medio siglo en su aportación seminal a la pregunta por el cuál debe ser el papel de la intervención social., aportando así, un gran sustento para la base de nuestra labor; que podríamos resumir a efectos operativos como : Conocer-comprender-intervenir-transformar .

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