martes, 14 de enero de 2014

La lucha de Gamonal, Lacalle y las formas de protesta según la estructura de oportunidades de los movimientos sociales.


En la medida en que abundan ya los análisis implicados en torno a la durísima oposición de los vecinos de Gamonal a la construcción del bulevar, nos gustaría ofrecer una mirada desapegada, estrictamente politológica de las sucesivas manifestaciones del conflicto hasta su última y marginal deriva violenta y su relación con la estructura de oportunidades de los movimientos sociales en la ciudad de Burgos.     


Herbert Kitschel clasifica los sistemas políticos según su grado de receptividad y de apertura a las demandas sociales o ciudadanas. En este sentido, entre los indicadores de apertura encontraremos la influencia de "lo legislativo" frente a "lo ejecutivo" y la existencia o no de mecanismos concertación institucionalizados que den a los grupos de presión y a los actores de una movilización un poder sobre la definición de las políticas públicas.

En un sistema político abierto domina la estrategia asimilativa mediante la cual las autoridades se muestran atentas a la protesta  y se esfuerzan por inclinar las políticas públicas en función de las movilizaciones. Hay fuertes beneficios de procedimiento y cambios substanciales, pero por el juego de las concesiones y de la integración de la protesta, el sistema político amortiza el choque de los movimientos sociales, que no lo cuestionan.

Por el contrario, un sistema político cerrado se caracteriza por una lógica de la confrontación con los movimientos sociales, toda vez se asume la voluntad y legitimidad sancionada de la mayoría parlamentaria para imponer su voluntad durante el período de vigilia electoral. Y así, un legislativo con débil influencia y un ejecutivo fuerte y poco dado a compartir su poder, especialmente si estas demandas de participación toman la forma de movilizaciones.


Un sistema político de este segundo tipo, decimos el municipal burgalés de Lacalle o "el moderno déspota ilustrado", permite poco espacio en el sistema para quienes participan en la protesta, lo que determinará en gran medida, y esta es nuestra idea, la forma que ésta adopte: favoreciendo (aun en el límite y marginalmente como en el caso de Gamonal, precedido por meses de campaña y movilización pacífica ciudadana) la aparición de acciones y respuestas disruptivas, antagonistas y, sí, a menudo violentas, pues no cabe otra manera de que las demandas ciudadanas sean consideradas por "el príncipe".

Sería importante que quienes, sea de un modo tendencioso (Diario de Burgos, El Correo de Burgos-El Mundo, La Razón, ABC y demás medios reaccionarios afines al Partido Popular) o como resultado de una políticamente frívola mojigatería de clase media, utilizan los accesos de resistencia violenta para criminalizar al movimiento (los primeros) o para impugnarlo ingenuamente en nombre de un pacifismo mal entendido (los segundos), tengan en cuenta las aportaciones de las Ciencias Sociales y entiendan, como bien éstas nos enseñan, que los hechos sociales se explican siempre por otros hechos sociales.




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